martes, 15 de abril de 2014

Experiencias con mi padre, en sus últimos días.



Recuerdo que era finales de enero del año 1997. Me avisaron de que mi padre estaba muy enfermo, había cogido hepatitis C, por una transfusión de sangre, que le había efectuado hacía muchos años. Se la detectaron muy tarde, yo estaba trabajando en ese momento, no llevaba mucho tiempo en esa empresa y no me gustaba mucho el trato, así que decidí dejarla e irme con mi padre a Holanda, puesto que estaba ingresado allí.
Os haré un resumen de lo que sucedió, yo estaba en casa de mi padre, pero estaba un poco lejos del Hospital, así que al final opté por dormir en el hospital, ya que allí podía alquilar una habitación individual por un buen precio, para poder estar más cerca de él.

Me lleve un libro para el viaje, "El Maravilloso Universo de la Magia" de Enrique Barrios.  Pensaba que me quedaría unos días y acabe quedándome casi un mes. Este libro me ayudo muchísimo, era como un cuento, en el que vas por un castillo, pasando unas pruebas, y cada vez que las pasas se abría otra puerta. Os lo recomiendo.

Yo hice un experimento, era el 14 de febrero San Valentín, estaba un poco baja de moral y  pensé que tenia ganas de escuchar algunas palabras bonitas ese día. Así que cogí  un vaso de agua, lo puse entre mis manos y visualice como en ese día la gente me decía cosas bonitas. Era como un poco de apoyo moral, necesitaba algo que me animará. Así, que para mi asombro, cuando iba por un pasillo de hospital, una pareja de ancianos se me acercaron y me dijeron que era muy guapa y tenía un tipo precioso, que les recordaba a su nieta. Otro chico me dijo un piropo y algunos detalles más me hicieron confirma que esto funcionaba. La intención y las buenas palabras, es como si se quedarán grabadas en el agua que posteriormente me bebí. Ahora ya sabemos, gracias al Dr. Emoto, que las palabras influyen en la materia.

Al principio, nos pusimos todos  tristes cuando le dieron la noticia a mi padre, pero lo que más admiré de él, fue que cambio su actitud y empezó a cantar y tocar la guitarra delante de médicos y enfermeras. El siempre había tenido bastante sentido del humor, pero lo volvió a sacar y gracias a esa actitud positiva, los médicos lo visitaban incluso los domingos para hablar con él y ayudarle. Claro que tenía sus momentos de bajón, pero la verdad es que gracias a eso, nos ayudó a todos a pasar ese momento tan delicado, de la mejor manera posible. El decidió aprovechar sus sus últimos días, al máximo.

Un día me dijo, voy a organizar mi funeral, ufff, me quede de piedra, así que con su buen humor llamó a la funeraria, si, si la llamo y les dijo las canciones que quería que le pusiesen, una era "We are de champions", increíble pero cierto y para rematar el tema, le dice: ¿si me queman a medio fuego, sale más barato?, mira nos estuvimos riendo todos, medio asombrados, pero el estaba muy gracioso y tranquilo. Imaginaros que show. No quiero ni imaginar el Sr. de la funeraria como se quedaría, pero lo encargó todo, hasta las flores.

Una tarde, era casi de noche, cuando  mi padre elevó su mano como si cogiera la mano de otra persona. Estábamos solos los dos, entonces le pregunté: Papá ¿Qué haces?. El me respondió, mi hermano me está cogiendo la mano. Mi tío falleció muy joven, en un accidente de tráfico, mi padre estaba con él cuando pasó. Bueno esta experiencia la sentí super real, otros días veía a su madre y también otros familiares.

A raíz de esto, una noche entré en la salita de la cafetería y me puse a charlar con un enfermero sobre el tema. Me dijo, que eso solía pasar continuamente, que él estaba convencido que los veían de verdad, y también había visto casos, que a punto de morir una persona y luego regresar, todos decía que habían visto un túnel con una luz muy potente. Era demasiadas veces las que pasaba, como para ignorar este hecho.

Yo estaba un poco alucinada, no me había terminado de plantear el tema, pues tenía 23 años y era la primera vez que un familiar tan cercano, estaba en esa etapa de transición al otro lado. Bueno gracias a esa experiencia, me quede un poco más tranquila, por lo menos, había más gente al lado de él, de lo que en realidad creíamos todos.

Otra cosa que me chocó mucho, es que siempre pedía que le pusiera mis manos en su cabeza, en su frente, el me decía que le aliviaba mucho. Ahora después de tanto tiempo, comprendo el porque. Ya que, no sólo en esta vida, sino en otras, yo he sido sanadora. El lo notaba, pero, claro yo por aquel entonces, no tenía ni idea y tampoco conocía el Reiki, ni otras terapias alternativas.
Así, que el mensaje que os dejo, es de esperanza, las personas que se van  siguen vivas de otra forma, el cuerpo se queda aquí, porque fue el vehículo que utilizó el alma, para experimentar en la tierra durante su trayectoria.


Un abrazo y siempre hacia delante.

Manos pequeñas.

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